Hoy en día los zapatos de tacón están reservados,
prácticamente, para el uso exclusivo de las mujeres (evidentemente, con la
excepción de aquellos hombres a los que les guste calzarlos o los lleven al
travestirse de mujer). Los profesionales del calzado insisten en remarcar que
no es lo mismo un ‘zapato de tacón’ que un ‘zapato con talón alto’, siendo esto
último lo que suelen llevar algunos calzados masculinos (sobre todo en botas
camperas).
Pero a pesar de la feminización del zapato de tacón (que se
ha convertido incluso en todo un fetiche erótico), cabe destacar que en su
origen (en el siglo XVI) este tipo de zapatos fue inventado para ser calzados
exclusivamente por hombres.
El sah de Persia, Abbās I el Grande, consiguió crear uno de
los ejércitos más eficaces y modernos de su tiempo. En plena época de conquista
de Oriente Próximo que lo enfrentó al poderoso Imperio Otomano, el ejército
persa dotó a sus jinetes de unos zapatos con tacón, los cuales les permitía
agarrarse a los estribos del caballo y poder disparar con mayor precisión y
soltura.
Por aquel entonces, y gracias a la reforma realizada, los
soldados persas comenzaron a usar mosquetes y dejaron a un lado los arcos y las
flechas. El hecho de llevar zapatos de tacón les procuraba estabilidad mientras
galopaban y poder hacer uso de sus armas al mismo tiempo.
El aventurero inglés Robert Shirley, quien se ocupó de
asesorar en temas militares al sah, fue enviado por éste a una gira europea con
la intención de cerrar acuerdos entre Persia y otros estados del continente con
quienes unirse y hacer frente común contra los otomanos.
Así fue como Shirley visitó Inglaterra, Francia, Italia y
España en busca de aliados de la nueva potencia persa y llegó a conocimientos
de estos países el uso del zapato de tacón en los jinetes, importándose la
táctica en algunos de los ejércitos europeos.
Pasó muy poco tiempo para que muchos de esos jinetes que
comenzaron a usar ese tipo de zapato en Europa lo utilizasen también para
asistir a recepciones en la Corte, convirtiéndose en apenas una década
(principios del siglo XVII) en un calzado que se puso de moda entre la
aristocracia (aunque nada tuvieran que ver sus miembros con el ejército o la
equitación).
Las Cortes que más promovieron el zapato de tacón entre sus
miembros fue la francesa (con el rey Luis XIV usándolos) y la inglesa (Carlos
II fue coronado calzándolos).
En cuestión de medio siglo ya se había incluso legislado
sobre el tipo de tacón permitido, el color de los mismos e incluso se limitó el
uso de según qué modelos para ser calzados únicamente por la aristocracia.
Hacia finales del siglo XVII ya eran bastantes las mujeres
que trataban de imitar las modas masculinas y que calzaban zapatos de tacón,
algo que coincidió con un cambio en las tendencias de moda entre los hombres de
la época que comenzaron a usar ropas y zapatos más cómodos (era el inicio del
periodo conocido como movimiento intelectual de la Ilustración).
Sin embargo, las mujeres siguieron utilizando ese calzado y
adaptándolo progresivamente a su estética. Hubo algún que otro altibajo en su
uso a lo largo de la Historia, pero definitivamente se impuso su uso (única y
exclusivamente entre las mujeres) hacia mediados del siglo XIX.
Cabe destacar que, erróneamente, algunas fuentes indican que
el zapato de tacón fue inventado por los egipcios en el año 3500 a.C., pero el
calzado al que se refieren realmente no llevaban un tacón alto sino que eran
unos zapatos de ‘plataforma’ o ‘alzas’ (con la misma altura por delante y por
detrás), mientras que, únicamente, debe considerarse tacón a la pieza unida a
la suela del zapato por la parte que corresponde al talón.
Fuente: blogs.20minutos.es
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